QUIENES SOMOS

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Inírida., Guainía, Colombia
BIOGRAFÍA: TIBERIO DE JESUS ACEVEDO. Fecha de nacimiento: oct.19 de 1.958. Lugar: Santa Bárbara Antioquia. Residencia: Inírida, Guainía, Resguardo indígena Puinave y piapoco, Paujil Limonar. Estado Civil: Unión Libre. Esposa: Míryam Pérez García. Etnia piapoco. Hijos: Jhonnatan y Suray. Perfil: Escritor Obras publicadas: Cantar de mi selva, poesía 1.979 Una lírica para la tribu, poesía 1.981 Los feos, teatro, 1.982 El último indígena. Novela 1.985. 3 ediciones. 2 en Colombia y una en Bolivia (1.994). Historia de Inírida (2.002) ---- Inéditas: Filosofía indígena, filosofía Yuruparí, Cúwai o Bon, historia indígena La selva maravillosa, cuentos y fábulas. Ideas principales: El mito no existe. El diálogo con los indígenass debe tomar su nivel natural: darse desde la ética y la lógica, esto quiere decir, drse desde la filosofía; desde las ciencais indígenas, desde la epsitemología indígena. Superar el discurso etnográfico. América latina andará en su verdadero camino de desarrollo cuando los "no indígenas" consideren en sus plaes de desarrollo las bases indígienas que sustentan la anturaleza física y social e histórica del continente.

sábado, mayo 16, 2015

Poesía: Cantar de mi selva






CANTAR DE MI SELVA
Poesía

Tiberio de Jesús Acevedo






Cantar de mi selva. Poesía.
Autor: Tiberio de Jesús Acevedo
1° edición: 1.979
2°edición: 1.980
3ª edición  2013.
Inírida- Guainía.
Reservados  los derechos.
guainiaindigena.blogspot.com
Facebook: Tiberio de Jesús  Acevedo















Contenido






INTRODUCCIÓN


Estos son los primeros poemas de Tiberio de Jesús Acevedo; fueron publicados en 1.979, en la ciudad de Villavicencio. Fueron sus poemas de combate en Mitú, capital del Vaupés, donde estudió su bachillerato. Todos, hacen referencia a  la temática indígena y a la selva. Usa un estilo costumbrista.
Son nuevos,  para esta edición: indio, alguien le enseñó a mi voz, río Inírida, tiempo de sembrar, los pescadores.
 Casi todos estos poemas  se convirtieron en canciones, por el mimo autor, se cantan en las escuelas y comunidades  donde ha vivido.













1

BORARÓ


En el centro de la maloca
De paredes naturales
Unos parientes conversaban
De temas muy variados.

Era la noche en ese instante
Y la selva dormíase silenciosa
Al relato de estos hombres incansables
Y al murmullo de los animales

Entraba el viento por las rendijas
Arrullando las llamas del turí
Que impávido permanecía inquieto
Cual  fulminado paipí

En lengua conversaban
Con gallardos ademanes
Relatando una experiencia
De un pariente lejano.

Y aunque hablaban en pura lengua
Les traduciré al castellano
Lo que dijeron los viejos
De aquel pariente lejano

Había salido a mariscar
Una tarde de verano
Por la trocha enrastrojada
Y llena de pantano

Un arco y un carcaj
Eran  su armamento
Y un guayuco de corteza
Era su  vestimenta.

Caminó mucho tiempo por el monte
Sin ver ni siquiera un animal
O una pisada o una pista
Que le mostrara una carnada

Así pasó toda la tarde
Y la no0che se acercaba rauda
Y las copas de los árboles
Ya casi no se miraban

Con hojas y palitos
Quebrados con sus manos
Hizo pronto una mitazaba[1]
Para ampararse de la noche

Sin dormirse totalmente
Vio pasar así la noche
Las horas y los gritos secos
De nocturnos animales.

Eltigre anduvo cerca
Con su feroz bufido
Y se escucharon los cerrillos
Con sus horribles chasquidos

Muy temprano emprendió su marcha
Amparado por la luz
Amparado por los árboles
Amparado por el monte

Con gran hambre se sintió
Mi pariente en aquel monte
Agachado se quedó mirando fijamente
Las hojas removidas.

Gran susto se llevó
al ver unas huellas grandes
con su vista las siguió
hasta perderse allá adelante.

Con cuidado las siguió mirando
Y calóse su pie en ellas
Pero ¡cuéi! No le sirvió
Ni metiendo con cuidado el otro pie.

Eran grandes las pisadas
Pisadas nunca vistas
Pero era cierto y allí estaban
Tan horribles, tan enormes.

Compadre las siguió
Con igual miedo y entusiasmo
Que del hambre y la marisca[2]
Ni siquiera se acordó.

Avanzaban aquellas huellas
Por bien trazados senderos
Derribando por doquiera
Troncos gruesos y pesados.

Y los árboles pequeños
También yacían derribados
Y las rocas trituradas
Y las hojas aplastadas.

Siguió  pariente  tras las huellas
Hasta llegar a un caño
En donde escuchó un ruido
Como de gene pescando.

Corrió rápido al rastrojo
Cuando vio a aquel gigante
Estaba cogiendo tortugas,
Camarones y pescados.

Aquel ser era el Boraró
Tan temido por las gentes
Que habitaban las malocas
De la sombría selva.

Tenía cabellos largos
Ensortijados y rubios
Con barba y grandes manos
Y piernas alargadas.

Eran azules  sus ojos
Y de un mirar sereno
Y era  tan velludo su cuerpo
Que no  parecía desnudo.

Junto al caño en seco tronco
Colgaba su vestido blanco
Una túnica inconsútil
Bella cual horizonte.

Según decían los viejos
Hechiceros de malocas
La túnica inconsútil era
La fuerza toda
Del horrible Boraró
Y le daba protección.

Por lo cual cuando pariente
Miró sin túnica a Boraró
Sin miedo y como un valiente
Corrió por ella y la caló.

Al dase cuenta Boraró
Dejó escapar un grito seco
Tan horrible que arrancó
Muchos árboles del suelo.

Pariente se llenó de pánico
Al ver al monstruo horrible
Acercársele de frente
Y con gestos muy terribles.

Como a los diez metros
Antes de llegar donde pariente
Detúvose,  Boraró y con un anzuelo
Arrebatóle la túnica al instante.

Salió volando la túnica de cuerpo
Halada por la fuerza de Boraró
Y posose pronto en su cuerpo
Que de blanco convirtió

Ah, infeliz que osaste
Enfrentar a Boraró
¿qué te espera ahora?
Despojado de las prendas poderosas
Y frente a ti el gran señor?
Sufre tu osadía
Mientras aguardas el golpe fatal.

En esas Boraródejóle como hipnotizado
Quieto y callado como roca
Y tomándole la mano
Lo condujo a su maloca.

Era por allá lejos en la selva
Muy lejos de nosotros
La tierra temblaba a su paso
Y las ramas quedaban deshojadas.

Allí vivió cautivo
Con señora de Boraró
Y con su hijo pequeñito
Que le llamaban Patá.

Boraró le había dicho
Que si se picureaba lo mataba
Y lo echaba a la olla
Para comérselo cocinado.

Lo que más lo horrorizaba
Era cuando la señora lo miraba
Era gorda, muy gorda
Y con su mirada quemaba

Cuando un día Boraró
Salió de nuevo a pescar
Pariente mio se escapó
De aquel lugar infernal.

La señora de Boraró
Al darse cuenta de esto
Emitió un grito veloz
Que cruzó raudo la selva:
Boooooraaaaaróóóóó…

Pariente corrió rápido
Como rayo que se desprende
Y veloz por los aires se aleja
Del roce de las nubes.

Saltó por sobre juncos, palos, cañadas
Hasta llegar
A un lugar muy ancho
Con caminos y hondonadas

Más abajo había un potrillo
Y un viejo pescando casi dormido
Que con su instinto selvático nativo
Quedó sorprendido por el ruido.

- ¡Boraró, Boraró viene! – le dijo al viejo –
Y arrebatados ambos por el susto
Remaron por el caño hasta la casa
Y no sé de dónde sacarían músculos.

Y remando por delante de las estelas
Que dejaban sus veloces remos
A lo lejos se escuchaba un grito
Prolongado y seco:
Boooooraaaaaróóóóó…

2

GUAVIARE


De cantos y perfumes
Enarbolaste mi tierra
Guaviare, Guaviare
Eres mi tierra y tu sangre
La llevo entre mis venas.

Somos una sola raza
Porque tu sangre la confundí en la selva
En barracas y siringas[3]
En la pesca y la marisca.

Guaviare, Guaviare
Son tus ríos tan esbeltos  como el tigre
Son hermosos como el sol naciente
Y frescos como las madrugadas.

Te quiero Guaviare
Porque  en mi sangre llevo
Una raza orgullosa de colono
Confundida en la simpleza del indígena
Y un acento de puro colombiano.

Nací en una siringa
A orillas del Vaupés
Fui recorredor de caminos
Buscando caucho  pez.

Vine del Tolima,
 Huila y Santander
en Antioquia dejé mis mulas
mi zurriago y mi carriel

También llegué de Boyacá
Dejando sus montañas
Para cuidar esta  tierra
Que llevo en mis entrañas

La selva guaviareña
Que es la misma colombiana
Se yergue eterna e impetuosa
Sobre el fértil llano.

Guaviare, Guaviare
Yo te llamo
Unido en la selva a mis hermanos.


3

EL VAUPÉS QUE YO ADORO


El Vaupés que yo adoro
Nació conmigo cuando nací
Y desde entonces lo he querido
Cuando a una linda flor carmesí

Me cuenta abuelo que desde niño
Pescó en el rio para comer
Mambiaba[4] coca y molía caña
Enel trapiche para beber

Bebían chicha todos lo hombre
Y las mujeres –claro-  también
Y la maloca quedaba llena
Con todo bailando hasta amanecer.

En el rio sólo se oía potrillo
Y el grito  seco en las cachiveras
Del rio manso que se embravaba
Contra las rocas de las riberas.

Me cuenta abuelo que en este rio
Hubo mucho silencio y  paz
Y que nunca castigó tan fuerte
Como lo hace ahora y cada vez más.

Y que hubo un día que se asustaron
De ver un pájaro volar arriba
Y al alejarse en el azul cielo
Dejaba una raya por donde iba

 Y que también sintieron temor
Cuando miraron hombres distintos
Pues traían todos sutiros[5] raros
Y  una cruz en el corazón.

Ahora que abuelo es viejo
Y yo soy joven como era él
No me resigno a esta vida
Que nos vinieron a imponer

Por eso estoy estudiando
Para otras coas yo conocer
Y para decirle al abuelo cuando vaya
Que hubo una Colombia como el Vaupés.


4

OH, MADRE DE LA SELVA


Cuánto te quiero oh, madre de la selva
Que en el monte mi ser forjaste
Llevándome en tu vientre cada día
Hasta la hora que en el rancho me dejaste.

Desde niño me cargaste en tu cadera
Y más antes  en la hamaca me arrullabas
Cuando yo, sin saber por qué, lloraba
Y al instante con tu arrullo de consolabas.

Cuando me hice un hombre jovencito
De los nueve a los dieciséis años
Yo iba viendo en tus espaldas cansaditas
Los golpes y las llagas de los años

Oh, madre, tu semblante me recuerda
El rostro enlutado de la virgen
Y el dolor de muchas caras niñas
que en la maloca de dolor gimen.

Madrecita de la selva, con olor a rio[6]
Con olor a monte, a monte fresco
Con ojito negros y cabellos viejos
Con dulzura plena  y un amor gigantesco.

Madrecita de la selva eres tú mi vida
Tu pericia es como la de un tigre
Tu simplicidad como una mañana
Y tu corazón como un mimbre

Yo te quiero madrecita de la selva
Porque en mi sangre llevo con orgullo
Una raza pura de indígena
Y un cutis moreno como el tuyo.


5

HERMOSA CUBEITA


Cubeita tan hermosa
Cubeita tan morena
Que me llenas de ternura
Con tu risa tan serena.
Cuando te miro en el porillo
Remar con ansias hacia la chagra
Me voy alegre por el pescado
Para esperarte cuando regreses

Ya por la noche con mis compadres
Nos reunimos en la maloca
El ajicero con el casabe
Y la yucuta esta está muy sabrosa.

Cantando alegre quedo en mi rancho
Mientras alisto ya mi pertrecho
Me voy remando por el remanso
Con mi linterna y mi potrillo.

Por la noche cuando llego
Cierras tus ojos en la hamaca
En silencio paso a tu lado
Y en el rincón dejo la lapa.


6

VAUPÉS QUERIDO


Vaupés. Vaupés te claman
Tus selvas y tus ríos
Que nacieron en la espesura
de tu seno virginal.

Vaupés, Vaupés hermoso
Mi querido Vaupés
Con tu selvas tan calladas
Y tus ríos tan suntuosos.

En silencio corren tus aguas
Antes e ver la cachivera[7]
En silencio vive la gente
¡Ay, si ustedes vieran!

La nobleza de tu raza
Los blancos no la entienden
La simpleza tú posees
Y ellos no la tienen.

Vaupés, Vaupés querido
Tu selva me da abrigo
¿Por qué no quiero entender
Que eres puro como un niños?

Otros hombres te buscan
Para extraer tu riqueza
Pero al cielo te aseguro
Irá toda tu pureza.

Eres la privilegiada
De Dios entre la tierra
De noche brillan las estrellas
Alumbrando tus malocas.

Por eso nunca lloras
Como llora mi Colombia
Oh, inmensa selva
Que los blancos amen tus sendas.


7

CANTAR DE MI SELVA


Cantarle a mi selva
En este poema quiero
Hacer que me escuche
Como el cantor primero
Como a la garza que en su vuelo
Se tragó al inmenso río
Como al cerrillo[8] que veloz
Cruza los senderos.

Cantarle a mi selva
Que me sirvió de cuna
Y como mi selva
 No hay sino una
Porque en ella el rio
Es su más grande amigo
Como es el potrillo
Y el arco mío.

Correr por los montes
Como una gacela
Divisar desde riscos
La selva entera
Correr entre juncos
Trepado a las ramas
Mirando hacia el rio
El beber de las lapas.

Mirar a mi rancho
Y en él mi familia
Preparando el pescado
Para luego la cena
Porque hoy fue día
De tradición comunal
Y todos lodos  hombres
Fueron al morichal.

Ayer por la tarde
Pelaron la danta
Y hoy comida para todos habrá
Las mujeres todas
Hicieron casabe
Y  el ajicero no faltará.

Después de la cena
Conversaremos felices
Con  el maestro 
De la escuela rural
También es de lujo
Mambear nuestra coca
Pero sólo los viejos
La tendrán en la boca.

La chicha de piña
Muy pronto estará
Para recibir al misionero
Que muy pronto vendrá
A  bautizar a los niños
Que este año nacieron
Y después de la misa
Nuevamente se irá.

Mañana saldremos en mi potrillo a pescar
Y desde lejos veremos el gran raudal
Y como está crecido
Iremos por el guachinacán[9]
Remando en silencio,
Casi sin hablar.

La cachivera de Tatú[10]
Creo que se puede pasar
Si no hay una piedra
Que nos haga trambucar
Ojalá que el remolino
Se encuentre pequeño
 O sino el potrillo
Se nos va a voltear.

Ah, suerte que tuvimos
Al pasar la cachivera
Más allá vimos al tigre
Echado en la rivera.
Al regreso de la caza
 Casi se nos hunde el potrillo
Pues siempre traía peso
Además del feroz tigrillo.

Por la noche lo pelamos
Bajo la luz de un turí[11]
Y vendimos su piel
Cuando estuvo seca.
Qué suerte la nuestra
A la mañana siguiente
Nos la cambió un comerciante
Por tres de aguardiente.

También nos  cambió jabón
Y para los niños pitos
Por quince balayes
Y canastos chiquitos.
Prendió una caja que canta
Y nos ofreció regalarla
 Si para cuando volviera
Le dábamos la ganga.
Panema[12] el tipo ese
Si acaso no conocemos un radio
De los que venden en los almacenes
De la aldea grande
Donde llegan aviones
Y gente importante
Con poderes y carros
Y Sutiros galante.

Y aunque de letras
Sé más bien poco
Seguiré queriendo a mi tierra
Como el blanco a su oro
Y aunque vivo en la selva
Del gobierno olvidado
Seguiré queriendo a Colombia
Como el pez a su río.

Y a ti selva que no lloras
Como llora mi Colombia
Te llevaré siempre en mi pecho
Como el amante a su novia.
Esto que les he contado
Salió demi pensamiento
Para que de mi Colombia
Tengan más conocimiento

Y espero que les sirva
Para que amen su mundo
Y cierren el abismo
Que hay tan profundo:
El que   abrió algún gobierno
Desde su hermoso palacio
Al crear  dos colombias:
Una de indios y otra de blancos.


8

SELVA, LA INFINITA


Selva gigante y desconocida
En silencio a tus ríos ves correr
En ti se mese la vida
Que alguien quiere perecer.

Selva oscura, verde selva
Selva de aves y de ruidos
Selva de aguas, aguas claras
Y de cantos infinitos

Selva de paz y de sosiego
De barracas y riberas
De ríos silenciosos
Que hablan en las cachiveras.

Selva fresca sin sofocos
Sin hambres ni miserias
Con grandes manantiales
Con cantos y leyendas.

Selva, rio, rio puro
Gentes simples y amables
Con malocas  y raudales
Y de costumbres admirables.

Selva  espesa e impetuosa
 Con claros y sabanas
Eres virgen hermosa
Que anuncian las campanas.

Selva grande que me abrigas
¿Dónde está tu corazón?
Quiero selva que me digas
Para entonarte una oración.


9

MADRES DEL VAUPÉS


Para todas las madres
Que hay en el Vaupés
Son estos versos del alma
Inspirados en sencillez.

En la sencillez de esas madres
Que dieron a luz en los montes
A los hijos dorados por el sol
Cuando saltaban en sus vientres.

Para las madres del Vaupés
Para las blancas y mestizas
Pero muy especialmente
Para las indígenas cobrizas.

Madres del Vaupés
Que recorrieron los caminos
E incansables en sus cuadriles
Llevaron a sus niños.

A ellas, las madres de otras lenguas
De una cultura bella
Forjadoras de las chagras
Y de una personalidad sencilla.

A ellas van  estos versos
Que nunca serán tan finos
Para cantar las verdades
De sus corazones peregrinos

Madre blanca, madre indígena,
Madre negra y mestiza
Madres del Vaupés sembradoras
De chagras de sonrisas.

Madres de malocas
Madres de bohíos
Madres lavanderas
E n las riberas de los ríos

Madres solitarias
y extrañas en ciudades
los blancos no han conocido
todas tus verdades

Por eso las admiro madres
Que ufanas viven en la selva
Sólo saben del canto de los ríos
Que en silencio abren las sendas.

Madres de los montes
Madres de la selva
Del Vaupés con aldeas grandes
Cúbranme con sus prendas.

10

MITÚ


Oh, simpleza no esmaltada
De mi pueblo candoroso
Que vives en mi selva
Estoy de ti tan orgulloso.

Acoges sin rencores
A propios y a extraños
Sin distingos de colores
Desde tiempos de antaño.

El agua purpurina
Que el río te ofrece
Se besa con el cielo
Y a tu alma la estremece.

Tucanos y desanos
Blancos y cubeos
Viviendo como hermanos
Sin hambres ni jadeos.

Mitú, noble y callado
Con tu cielo y tus contornos
Amparado por la selva
Y alimentado por tus aguas.

Con tus calle ancestrales
De nativos y colonos
De pujanza misionera
Y de montes como adornos

Naciste al golpe del machete
De la pica y el azadón
Al golpe de unos hombres
Con Cristo en su corazón.

Con sus manos jadeantes
Y los hombres de mi tierra
Forjamos un pueblo en la selva
Como insignia de grandeza.


11

NOCTURNO CACHIRÍ[13]


De la selva a la montaña
Del Vaupés para Colombia
Son  los cantos de esta tierra
Un fruto de gente extraña.

Al repique de tambores
De flauta y carrizos
En sus bocas suenan pitos
Y en sus cuerpos los colores.

Suenan gritos prolongados
Que suben  veloces
Las pare4des de la maloca
Hasta quedar ahogados.

Las luces del turí
Todavía no se consumen
De afuera unos ojos miran
Son los ojos del paipí[14]

Las mujeres van caminando
Llevando en la mano la olla
Para repartir la chicha toda
Mientras los otros van cantando.

La noche queda en silencio
Allá en el lejano monte
En el río una garza grazna
mientras árbol  nace.

El río duerme en su cauce
Y arrullándose en la noche
Baja en silencio un bote
Solitario, sin inmutarse.

Baja despacio el potrillo
Que las olas,  más arriba,
En el lugar donde siempre iba
Lo soltaron suavecito.

La noche lo cubre todo
Y suave lo arrulla el viento
Una lapa para su aliento
Y de sangre se tiñe el lodo.

Otro boga  en la noche
Oscura y movida por la brisa
Le regala al espacio una sonrisa
Por la lapa muerta.

Y el bote que en la noche solitario
Presenciaba aquella escena horripilante
dolorido siguió para adelante
sin a las aguas hacerle un comentario.

Escuchando el canto de un tambor luctuoso
Que en la noche repicaba con su eco
Y un grito se extendía seco
Por la selva hasta un lugar fangoso.


12

DE LA SELVA A BOGOTÁ


Ya llegué a la ciudad famosa
La que llaman Bogotá
Levantada desde siglos
Con la sangre de los indios
Con látigos y grillos
Del verdugo conquistador.

Llegué aquí desde mi patria
De selvas majestuosas
De ríos grandes e impetuosos
Que corren por la selva
Bañando los condados
De las inmensas sabanas.

Vine aquí porque hace tiempo
Me habían dicho algunos blancos
Que aunque viviera yo en la selva
Desnudo y sin carros como ellos
También era colombiano.

Dijeron para mí también
Que éramos iguales
Por una tal constitución
Elaborada  unos cien años
Por doctores instruidos
Para dar a todos  oportunidad.

Vine a ver si eran tan  ciertas
Aquellas peroratas
Que me enseñaron en la escuela
Abandonada  allá en el monte
Con un tablero ya pasado
Y con paredes de bahareque.

Vine a comprobar también
Lo que  decía en los rosarios
Cantados por monjas y curas
En las misas obligadas
De aquellos internados.

Vine ahora que soy grande
Y ya libre puedo pensar
Porque no entendía muchas cosas
Llegadas a mi pueblo
Ideas y elementos
Pero sólo para unos uno más.

Tuve que rendirle pleitesía
A unos señores blancos
Venidos desde afuera
Mandados por un tal gobierno
Residente en Bogotá,
Que nos venían a mandar.

No pregunté nunca nada
 Por temor a esas caras
Que repartían el presupuesto
Desde lujosas oficinas:
Educación, carreteras
Y planes de vivienda
Para todos los nuestros.

Ya saben por qué me inquieto,
Es que no podía entender  nada,
De chico aprendí una cosa
Y de grande me encontré con otra
Caminando por mi pueblo
Pobre pero contento.

Llegué a la ciudad moderna
De carros y avenidas
Con luces que no duermen
Cuando ya se hace tarde
Como  lo hacen en mi pueblo
Por falta de combustible.

Vi gentes elegantes
Con vestidos, con zapato
Paseándose en los parques
Donde se quedaron los héroes
Que me enseñaron en la escuela
De mi selva solitaria.

Recorrí, incansable, calles
Y crucé las avenidas
Escuché a los doctores del palacio
Y observé a los militares
Pisoteando libros ensangrentados
Y disparando sus fusiles.

Después de tanto andar
Casi exhausto, sin aliento
Conturbado en mi adentro
Por tanta desigualdad
Tantas mentiras que nos enseñaron
En  las escuelas veredales.
Y allí, tendido en aquella acera
Atestada de papeles
Veía pasar a los niños
Con sus caras rosaditas
Deambulando la ciudad
Sin madre y sin hogar.

Vestidos con harapos
Recogidos en basureros
Comiendo  mil inmundicias
Recogidas en canecas
Instaladas en las calles
De esta cultural ciudad.

Al fin llegué a Bogotá
A ver esa patria de los libros
Tan hermosa, tan culta y tan sabia
Llegué creyendo encontrarme
Con un dorado paraíso
De paz e igualdad.

Pero no; no lo encontré.
Encontré lágrimas
Que nunc ame enseñaron
Encontré desigualdades
Que siempre me ocultaron
Los libros oficiales.

Oh, Colombia
Qué distinta eres
Cuánta farsa
 Qué mentiras
Qué mentira dicen
Tus voceros oficiales.

Ahora me levanto
Y me voy de Bogotá
A aviarle a mi gente
Cómo es Colombia de verdad,
A mi gente de mi selva
Y de mi pueblo natal.

A mi gente tan sencilla
Que siempre ha dicho sí
A los politiqueros
Que aparecen por allí
Cada dos o cuatro años
Cargados de regalos.

Voy a decirle a mi paisanos
Que no digan ya más sí
Porque Colombia nuestra patria
No es como la pintan
Los oradores de corbata

Gente amiga,
Gente humilde:
Escúchenme por favor
Vengan a conocer mi patria
Conocerla en su prisión
Y decídanse a hacer su transformación.



13

MADRE DEL MONTE


En la selva vivo yo
En la selva vive ella
Es mi madrecita bella
La que en su seno me llevó

Madrecita, madrecita
En tu día yo te canto
 Y hoy la selva con su manto
Te besó la cabecita

 Muchas flores yo te ofrezco
Entre lágrimas oh madre
Pues a ti y a mi padre
Yo mucho desobedezco.

Un besito de tu boca
Yo  quisiera que me des
 Sentirme igual que los bebés
Pues mi corazón lo evoca.

Madrecita morenita,
Con tu pelo largo y negro
Cuando te veo me alegro
Igual que una florecita.

Madrecita de mi monte
Madrecita de mi pecho
Hoy descansaré en tu lecho
Hoy canta claro el sinsonte.

Para ti soy madrecita
Déjame que te abrace
Para que en tu cuello  engarce
Un collar de rositas.


14

LA BANDERA MONFORTIANA


En el asta de  hierro
O en las ramas de un dorero[15]
La bandera colombiana
Cual ancestro de guerrero
Ondea orgullosa, lo mismo
Que el pelaje del becerro

La bandera monfortiana
Que es la misma colombiana
Sube altiva por el tronco
Del árbol junto al puerto
Donde atracan las canoas
Para  admirar el tricolor.

En la frontera colombiana
Límites con el Brasil
Unos niños de una raza
Indígena por excelencia
Entonan a la bandera un himno
Que en el río se retrata.

Con orgullo de  patria
Dese la costa a la frontera
Le canto el himno a Colombia
Desde una base misionera
Con el distintivo de mi raza
 Y una lengua galopera.

La bandera monfortiana
Igual que todas las banderas
Se levanta hoy en izada
Hasta el copo de  la selva
Alzada por voces indígenas
Hasta perderse en los confines.

Hoy lenguas orgullosas
De nativos de la selva
Desde Monfort, junto a Brasil
Le cantamos con orgullo
A la bandera de Colombia
Heredera del Paujil.


15

QUIETA ESTÁ LA HAMACA


Qué  quieta está la hamaca
En donde duerme mi mamá
Qué silencio el que escucho ahora
Oh dios, qué pasará?

Esta tarde llegó pariente
Que vive lejos  allá en el monte
También llegaron los de cachivera
Cuando el sol de perdió en el horizonte.

Mi padrecito prendió un turí
Alrededor de la hamaca quieta
Yo en un banquito quedaba quieto
Y en mi mano tenía una vela.

Ellos en lengua rezaron cosas
Yo en castellano recé a María
Para que a mi madre que está muerta
Le diera el cielo y mucha alegría

Seguramente mañana lleven
A mi madrecita lejos de mí
Yo no quiero que se la lleven
Aunque sea muerta la quiero aquí.

Mujeres están llorando
Al recordar viva a mi madre
Con una mano una me consuela
Mientras se acerca llorando mi padre

Su mano fuerte coloca en mi hombro
Y me mira con ojos de tristeza
Yo casi  no comprendo nada
Cuando la carita de mi madre besa.

Hoy yo no tengo sueño
Como el que sentía  otras  noches
Hoy cuidaré a mi madre
Para que no se la lleven
Mientras duermo.


16

PADRE Y MADRE


La noche se extiende oscura
Sobre la solitaria selva
La  selva se quedó sin luna
Y el sol no siguió du senda.

A mi rancho lo cubrió la noche
Y mi alma se cubrió de luto
Pues en esta oscura noche
La muerte se llevó a mi esposa.

La noche sigue oscura
Mi alma aún está en sombras
Mi madre se quedó en penumbras
Y el niño en la hamaca llora.

Un hijo tuvo mi esposa
Apenas hace dos horas
Su cuerpo todo se bañó de sangre
Y de su boca salió un lamento.

Llora, llora, inocente el niño
Acostado en su hamaca nueva
Es frágil y morenito
Y por un momento me hace olvidar.

La hamaca nueva donde el niñito
Descansa ahora su cuerpecito
Se la bordó mi esposa con el hilito
Toda la tardes en el banquito.

Ahora yo seré su madre
Resignado a vivir solo;
También yo seré su padre
Lo mismo que su hermano

La noche aún está oscura
Mi alma aún está en luto
Que mala ha sido mi suerte
Oh Dios de los caminos.


17

SIN MADRE


Mamá mía que te fuiste
Hace tiempo de este mundo
Y muy solo me quedé en el monte
Mirando  mi pesar profundo

Otros tienen su madre
Yo no tengo la mía
Por eso vivo triste
Y me falta la alegría

Si mis amigos superan
Cuánto dolor yo siento
A mi lado correrían
Para darme mucho aliento

A veces  lloro en los rincones
Triste y solitario mi dolor
Qué triste es ser huerfanito
Qué triste es vivir sin amor.

Cuando lento llego al rancho
El abuelo me consuela entre sus brazo
Hijo-tu madre está en el cielo-dice-
Mientras ingiere el mingao[16]  a tragos.

Abuelo, qué triste es vivir sin mamá
Ya la chagra se encuentra abandonada
El rallador se lo ruñe el comején
Y la hamaca de élla está doblada.

Triste está el abuelo más que yo
Lágrimas corren por su cara ya arrugada
Comprendo que yo no se sufrir nada
Pues otros sufren más que yo.

18

FORÁNEOS


De la selva a Nueva York
Y de Nueva York a la selva
Por sobre la gente y el monte
Se remonta la avioneta.

Trae a hombres de ciencia
Y lleva a hombres desnudos
Ala base de Lomalinda
A estudiarles todas sus lenguas.

Aterrizan en el monte
En sus muchas pistas secretas
Llevando consigo muestras
Que sacan en la avioneta

Dicen ser antropólogos
Estudiosos de culturas
Cautiva a los nativos
Con sus lujosísimas jergas.

Los criollos no tienen un avión
Cómodo para viajar
Ni avionetas con motor
Que les faciliten trabajar

El gobierno se arrodilla
Dice un hombre de mi tierra
Pero con uno no basta
Tendremos que irnos en pandilla

Los hombres demi selva
Están todos en la miseria
Sabiendo de sus riquezas
Y muriéndose de histeria.

Y si un hombre quiere hablar
Un hombre demi tierra
Para sus derechos reclamar
Tiene que volarse pa’ la sierra.

Y toda la selva entera
Sabiendo que es colombiana
Se la llevan en aviones
Y a girones desgarrada.

Con suero en sus pulmones
Y del gobierno abandonada
Se llevan a la selva mía
Casi muerta y desangrada

Y yo que vivo de la selva
Qué he de hacer para evitarlo?
Quiero hermanos que me ayuden
Para nuestro honor salvarlo.


19

ME ENAMORÉ DEL VAUPÉS


Ahora estoy enamorado
Pero no de mujeres bellas
Sino del monte, los ríos
Del Vaupés y las estrellas.

Ya encontré un amor más puro
Y lo hallé en la blanca espuma
De las frescas cachiveras
Y en el eco del tigre cuando bufa.

Me enamoré de los manantiales
Que brotan a chorritos
De las recias piedras
Y que saltan suavecitos.

Me enamoré de la magia del agua transparente
Que corre límpida por sobre el cristal de las arenas
Y al precipitarse se transforma en blanca espuma
Que semeja la altivez de una sirena.

Hasta el moriche, con sus hojas hasta el suelo
Su esbelto cuerpo cubierto por sus palmas
Sus verdes ramas erguidas hasta el cielo,
Me dejó una honda huella en el alma.

Me enamoré de todo
Y olvidé hasta lo placeres
Para cuidarte Vaupés siempre
Con tu gentes
Y rodos tus haberes.

Ahora estoy enamorado
De lo que siempre quise tener
Del Vaupés, pequeño monte
Para  que no me digan
Que no se querer.


20

AHORA SÉ


Ahora sé por qué te quiero tanto Vaupés
Porque en tu selva encontré esos ideales
Que maduraron por año en mi mente
Y que pude ver en los grandes raudales.

Ahora sé que los cantos de la selva
Y el murmullo delos ríos silenciosos
Son voces nativas excepcionales
Que no tienen los blancos bulliciosos.

Ahora comprendo tus selvas, Vaupés
Las lenguas de tu gentes y el color moreno
Los gritos prolongados y estridentes

Que suenan en los cachiríes
Al compás del tantán de los tambores
Yd el brillo candente de colores.


21

LO QUE QUEDA DE UNA ESTIRPE


Navegante indígena:
Detén tu marcha un momento
Para que le cuentes a este pueblo  extranjero
Que si se muere la selva
Es porque en la maloca los payé
Ya no soplan el humo con la fe
Que les trajo Cuwai, el dios alfarero.

Déja tus remos quietos
Y no mires ya con asombro
Las carcasas de motores
Ni la finura de este puerto.
Ah, ya adivino tu asombro
Es que ves algo nuevo
Ah sí, esto lo trajo un pueblo
Un pueblo para ti extranjero.

Pero  no temas navegante indígena
Lucir junto a la voladora el potrillo;
Él con su hosco y redondo casco
Será el heraldo testigo de tu raza
Si tiene corva su estampa
Fue de tanto navegar  sobre el cielo
Que reflejaba su cara en las aguas
De donde tomaba sus postreras lágrimas.

Acércate y dile a este pueblo asombrado
Ah, pero tampoco le hablas
Descifrar lo que dices?
No, tampoco entienden tu lengua indígena
Pero no tengas vergüenza de hablar como tus padres
Pues si es fina la piedra
Esa que nació de los veranos
Fue porque brotó de tu palabra
para que hablaran también las aguas.

Siéntate y descansa
Y no me diga nada
Pues ya adiviné en tus gestos
La historia y la pujanza de tu raza
Y en tus callos y tus pies descalzos
Adiviné que es simple la vida en la selva
Y que es frentera tu estirpe
Que nació doblegando al tigre.

En tu pie descalzo y grueso
Veo varadores[17] lejano y pisadas de cientos de cafuches que osaste enfrentar
Y cuando te perseguían
Riéndote los dejaste  en rezago
Y entre tanto correr por entre junco y rastrojo
Al fin se cansaron de ver
Que te alejabas triunfante
En la punta del alba.

Ellos son testigos de las lágrimas
Que brotó la tierra cuando parió a sus hijos

Esos grandes troncos siringueros
Que nacieron firmes entre raíces
Y son testigo del fatal desgarre
Que  brotó esta madre cuando vio la sangre hevea
Caer de su hijo hurtada
Y no volver nunca jamás a su morada.

Ellos han recorrido montes
Y huelen a cerro de misterios
En donde está la Madremonte
Y suena en el cerro una campana
En donde tiembla la tierra
Y habita el Boraró lejano
Que se robó a la viejita triste
Para que le endulzara sus años.

Esos pies descalzos saben a rebalses
Que parió este río sin dolores
Para hacer de la selva inmensa
Una esmeralda pulida por un rallo;
Y es que si es llana la selva
Es porque la allanaron tus pies de gente
Que no pesan como bronce
Pero pesan lo que pesa el alma.

Ellos no temieron a las fieras
Ni temieron enfrentar los raudales
Ni temieron a la sangre  de una espina
Que profanó la virginidad del alma,
Ni temieron a la noche oscura
Ni temieron a chasquidos de cafuches
De praderas que en manadas
Devoraban la bravura de los tigres;
Ellos no temieron porque son de tiempo
Que vuela sobre flores y espinas
Y recorre los caminos y los valles
Con la misma facilidad del agua;
Y el tiempo nació de las entrañas
Artesanas de tu humilde raza
Que vivió en una laguna con un güío
Y una chucha que tenía legua humana.

Ahora veamos tus rodillas firmes
Ellas no tiemblan porque son de esperanza
Y en ella e ha grabado arrugas el pasado altivo de tu casta
Ellas nos e doblan porque son de sangre
De esa sangre indígena que dobló al crepúsculo
Cuando este le apuntaba al alma.

Ellas han izado a media asta pantalones
Que les trajo este pueblo extranjero
Y  que tienen en  sus ruedos  recuerdos
De una estirpe lejana de arrieros
Ellasno se doblaron jamás
Porque las humillaciones eran luceros
Que cantaban sus trinos al alma
Desde ese crepúsculo que se arrebolaba en las tardes.

Ellas tienen cicatrices de llorar descalzas
A esos hijos suyos que murieron peleando
Para darles a su tribu la  grandeza
Y un título de dueños de la selva.
Y esas no fueron heridas,  sino banderas
Que ondearon en los fuertes de estos ríos
Construidos para defender  malocas
Con palos que tenían  la piel de corazones.

En ellas está el pasado épico de tu pueblo que tenía la voz de cerbatana
Pero que al soplarla no sopló más puyas
Sino un futuro de esperanzas
Y esa esperanza la sopló el payé
Sobre cada niño de su raza
Y el payé murió de viejo después
De ver la paz  calentarse sobre un tiesto.

Si quiere que hable de tus manos
Tendrás que dejar que oculte las  mías
Pues las mías no nacieron de raíces
Como las que brotaron en tu suelo firme
Las mías son de un pasado gris
Y huelen a semen de un continente lejano
Que violó a mi raza pretérita en sus campos
Cuando sembraban yuca y fumaban su tabaco

Ellas brillaron en su génesis
Porque tenían la pulcritud de Dios
Eran cual dos báculos sagrados
Para ofrendar plegarias en lso altares;
Pero un día esas manos se bajaron
Y esa raza expiró en los corredores
De haciendas y latifundios levantados
Por esa raza extraña de conquistadores.

Ahora déjame que lea en tus manos
Ese capítulo inédito de la historia
Que escribió tu raza sobre las rocas
Con pinceles eternos de memoria;
Ese capítulo de tumbas, de quemas y chagras
Que lo inspiró aquella india que parió en el monte
A esa estirpe que midió su fuerza
Con la hebra azul del horizonte.

Y esas líneas dibujadas en tus manos, navegante
Son simplemente el  croquis de estos ríos;
Ellas son el camino de un pueblo sementero
Que construyó entre dos caños
Su chagra de ensueños;
Ellas trazaron tu itinerario rudo
De cien días a remo por los ríos
Inírida, Guaviare, negro, Papurí
Y luego arrastrando en Varadores
Salieron por fin a fundarse aquí.

Tus mano don ligeras capitán del río
Porque las acostumbró el arco desde niño
A alcanzar con las flechas los veloces cuellos
De las blancas garzas
Que tenían en el sol sus nidos
Y dicen que aún hay garzas que agonizan
En ese garcero que se ve en las tardes
Y que desde entonces se acaban los días
Pues cada día es el alma de una garza.

De esos remos y ese guaral pequeño
También fueron artífices tus manos
Y ese potrillo y ese poco de fariña
Fueron tus compañeros de pesca en los caños
Ese potrillo curvo que lo hicieron tus manos
No solamente llevó tu cuerpo
 Sino la esperanza
Llenas de lapas y pescados:
Pero eso era en ese tiempo
Cuando aún no habían muerto la garzas.

En verdad tus manos fueron bastimento
De tu pequeña muestra de raza
Que tenía como museo una maloca
Y como  visita  a un chajoco[18]
Que cantaba su desamor  al alba.
Y a un perrito flaco marisquero
Que vivía enamorado del paipí
Y de una morroca y un morroco
Que adoraban las crestas del paujil.

Ahora navegante veo ese gran pecho
Que no lo adornan paños ni corbatas
Ni huele a perfumes damiselos
Ni se alza vanidoso a una alabanza;
Sino que está desnudo simplemente
Y no tiene más perfumes qu el sudor
Ni más orgullo que esa insignia
Que palpitan en cachiri desde el corazón.

Y ese escudo que  guarda tus ideas
De color moreno, dondela sangre hierve,
No es solamente tu cara, navegante
Sino que es el facsímil impreso de la selva
En ella se refleja con profundidad la historia
De esa biblia que guarda sus historias
Y explica por qué se está muriendo la patria
De guayucos, danzas y carrizos.

Y explica por qué tu padre el Cúwai
Escogió como ciudad la selva
Para fundar allí su imperio
Y su cultura enigmática de lenguas
Y dice cómo se extinguió la  fuerza
De esa voz lozana de los viejos
Una tarde cuando llegó un blanco
A enseñarles a ser indios buenos.

Y esas arrugas que en losblancos son delgadas
 En ti son gruesas porque son de pasado
Y ayer la selva era tan espesa
Que entre  paso y paso había un árbol sembrado.
No había potreros ni parcelas divididas;
Se veían las lapas,  cafuches, dantas
En los campos libres;
Y los montes llenos de pepas silvestres
Eran tu arado.

Esa  vida de colores son tus ojos
Que ahora se destiñen poco a poco
Ellos sólo conocieron cuatro colores
El verde, el negro, el azul y el blanco.
El verde de la selva con el que pintó du historia
El negro fue la  noche de la muerte
El azul el cielo  techo de tu pueblo
El blanco fue la luz eterna de tu raza.

Antaño dicen que el monte fue un corazón sin piedras
Y el rio era un guindo sin declives
Con las que el viejo amarraba las penas
Y colgaba en el centro el  capitán su hamaca.
Y si el guindo de cumare se rompió
Fue porque se rompió la historia de tu  pueblo
Y rus ojos perennes se escondieron
 A esa nueva raza que invadió tus predios.

Esas fibras negras de tu pelo navegante
No son producto de experimentos tardos
Sino que fue una corona de azabache
Que te ciñó una diosa
Cuando sembrabas cantos.
Eso fue en un cachiri nocturno
Cuando danzabas cantando a las mujeres
Y hablabas  del piramirí que habría
Cuando la subienda rebozara el cacurí.

Pero esa corona de que hablo, navegante,
Ahora es escasa y de un color gris;
Es que ya tus hijos no quisieron heredarla
Ni quisieron ofrecer más dabucurí[19].
Sí, está triste tu cabello ahora
De ver cómo nace en el rostro de tus hijos
Esa afrenta de negar su raza
Y que  hace brotar desesperanzas.

Y ahora,navegante indígena,
Embarca ya en  tu fiel canoa
Y apenas mires a tu río
Piensa que ya no es de agua
Sino de lágrimas;
Y si pasas por malocas solitarias
Desembarca y remienda esos dibujos
Que pintó el viejo.
Ese payé lejano
Con colores que sacó del alma.

Y si tú no encuentras esos colores
Con los que en un cachiri  se engrandeció tu raza
Por favor, pero por favor te pido
Que los pintes aunque sea con tu sangre.




22

LAS MUJERES DE LA SELVA


Yo iba entonces
Camino de mi vereda
Silbando como el viento
Al chajoco arremedaba.

Llevaba en el hombro las flechas
Bien puestas en el carcaj,
Bien sudoroso mi pecho
Y las piernas desnudadas.

Ya casi en fácil trote
A casa me aproximaba
Cuando escuché un tiro
Y un grito que me llamaba.

Tiré al suelo la lapa
De mi hombro ensangrentada
Yo la había cazao
Al salir a mariscar.

Sin pensar muy asustado
A mis piernas de venado
Imprimí gran velocidad
Y corría y corría
Como un cerrillo perseguido
Por un tigre bien hambríao.

No  miraba los obstáculos
Que tenía que pasar;
Pero allá más adelante
Sí que vi al río bien anchao.

A qué carrera yo iba, señores,
Que de pronto de un salto
Me encontré del otro lado.

A mi rancho de  palma
Ya estaba aproximao
Pude escuchar una fiera
Con mujer encarnizáa

En la puerta me detuve
Que estaba entre cerrada
Pero un gruñido violento
Me hizo retirar.

Volví con mi porfía
Y el miedo me embargaba
Mujer mía ensangrentada
Con la fiera se revolcaba

Y mis curumicitos[20]
En un rincón lloraban
Los tres abrazaditos
Miraban a su mamá.

Mujer mía como fiera
Peleaba muy alocada
Sus pechos ya eran rojos
Y su cara arañatada.

Rodaron a la puerta
Y yo volé hasta la cañada
Qué susto el que me dio
Cuando se me iban a acercar.

Igual como el gatico
Que a su presa va a cazar
Yo me fui muy despacito
A defender a mi mujer

Dejé el miedo que sentía
Bien guardado en el carcaj
Abrí la puerta con violencia
De una gran patada.

Vi los cuerpos en el suelo
Y caí encima de ellos
Con mis manos los golpeaba
Breándolos a lastimar.

Entonces me sorprendí
Que a mí no me hicieran nada
Fue ahí mismo que los vi
Ya casi sin respirar.

Tigre ya estaba muerto
Con un balazo en la nuca
Que fue el que yo escuché
Cuando venía embelesado

Esta historia que les cuento
No más es la pura verdad,
Mi mujer de las heridas
Ya está recuperada.

Y no crean que es mentira
Lo que ha hecho mujer mía
Las mujeres son valientes
Y pelean sin igual.

Y pelean con la chagra
Y son las que cultivan
En las tardes se les mira
Cargando el catumare[21].

Cuando llegan al rancho
La yuca van a raspar
Mientras en el fogón
Detres piedras
El pescado ponen a moquiar[22].

Y también cuidan al niño
que es el curumicito;
Lo arrullan y  lo cargan
Con ternura de verdad.

Las mujeres de la selva
Qué hembras pa’ trabajar;
No le tienen miedo al diablo,
Tampoco a la oscuridad.

Y siempre adornan el cuello
Con una culebra enroscada;
Dan la vida por sus hijos
Como les  acabo de contar.

Las mujeres de la selva
Qué hembras pa’ trabajar.
Las mujeres de la selva:
¡Si son hembras de verdad!



23

INDIO


Indio, yo te vengo a traer en mi canción
Una historia que te llegue al corazón
Con los ríos y los bosques que se ven
En la selva callada como  dios.

Pero indio, yo que ví tu fuerza
¿Qué se hizo ahora?
Tómala, la traigo en mi canción.

Antes hubo muchas tribus poderosas, con valor;
Que invadió y que sometió el conquistador;
Pelearon por su tierra con amor
Pa’ dejarles de herencia a ustedes los de hoy.

No te vayas, no te mueras por favor,
Que la selva hoy vive sólo por vos;
La chocita, es cierto, está tan triste;
Ya la luz es muy poca en el fogón.


24

ALGUIEN LE ENSEÑÓ A MI VOZ


En una noche de invierno,
Muere una flor;
Pero un día llega un hombre
Y le da su calor.

Y en esa humilde maloca
Un niño canta:
Alguien le enseñó a mi voz
A decir la verdad,
Alguien en mis manos dejó
Mil saludos de amistad.

Y en esa humilde maloca
Mil niños cantan:
Alguien le enseñó a mi voz
A decir la verdad
Alguien en mis manos dejó
Mil saludos de amistad.

25

RIO INÍRIDA


Río que corres, límpido y sereno,
Río que mojas mi pueblo placentero;
Ese eres tú, Inírida, Inírida, Inírida.

Río no has muerto
Tampoco yo y la garza
Lleva en sus alas
El color de tu alma.

Veo en tus aguas
La historia reflejada
De una raza altiva y legendaria,
Veo tus remos,
Veo cantando a las cachiveras.

Río te veo ahora llorando
Porque tu raza ya casi va espirando;
Míra a tu gente,
Llámala que vuelva a su maloca.


26

TIEMPO DE SEMBRAR


Un hombre va
Con su hijo bajo el sol,
Machete en la mano
Canasto en el hombro
Porque es hora de sembrar.

Indio, es tu hora
La cosecha llegará.

Un hombre va
Con su perro bajo el sol
Y la mujer
Su compañera
Que jamás lo dejará.




27

LOS PESCADORES


Ahí vienen los pescadores
En sus canoas remando;
La luna los va alumbrando
La malla ellos van rodando.

Y brinca el pescado
Y jala que jala
La boya se hunde.

Alegres los pescadores
Regresan  al rancherío
Ya tienen al menos hoy
Comida para sus hijos.

Descansan los pescadores
Y le dan gracias al río
Porque él es como du dios:
Les quita el hambre y el frio.





























BIOGRAFÍA DEL AUTOR


Tiberio de Jesús Acevedo, nace en Santa Bárbara, Antioquia, en octubre 19 de 1.958. Estudia su primaria en  su pueblo natal, y su bachillerato en Mitú, Vaupés. Se dedica a conocer la selva amazónica y a convivir con  pueblos indígenas. En el norte amazónico, departamento del Guainía,  en territorio de los  piapocos,  se casa, por las costumbres tradicionales,  con Míryam Pérez, indígena de esa etnia.hijos: Jhonatan y Suray. Defensor e intérprete de la cultura indígena y permanente acompañante de procesos que conlleven a la organización comunitaria.Sus libros, escritos en su orden son:
-Cantar de mi selva,  poesía, 1.979. Villavicencio.2ª edición, 1.980.
-Una Lírica para la tribu: poesía. 1.981, Bogotá.
-Los Feos. Teatro y filosofía. 1.982. Bogotá.
-El Último indígena. Novela, 1.985. Bogotá. 2ª edición 1.984, la Paz, Bolivia; 3ª edición, Bogotá, 1.988
-Viaje al sur, poesía, 1.986
-Historia de Inírida,  2.002. Inírida.
-Yuruparí, Cuwai o Bom, tradición oral indígena,  2007
-Filosofía indígena, 2010

VIDA LABORAL:
-Docente en Monfort, río Papurí, Vaupés (1.978); Barrancominas,  Minitas, Raudal de Mapiripana, Pueblo Nuevo, río Guaviare –Guainía, 1.982-1.985; en Pueblo Nuevo escribió su novela “El Último indígena” en 1.984”; Cacahual, río  Atabapo (2.002-2003); Paujil, Inírida (2004 hasta la actualidad)
- Elegido Consejero Comisarial (diputado) del Guainía, 1.986-1.990. Presidente del Consejo Comisarial (1.986).
-Secretario  de Educación del Guainía, 1.986-1.987.
-Jefe de Asuntos indígenas del Guainía, Ministerio del Interior, 1.991.
-Inspector fluvial, Ministerio de Transporte, 1.992-1.997.fundador de dicha oficina en Inírida.
-Fundador y representante legal de la Asociación Organización Cívica del Guainía (ONG).
Vive actualmente, en el resguardo indígena, Paujil, comunidad Cucurital, municipio de Inírida, Guainía, Colombia











[1] Mitazaba: Choza improvisada para pasar la noche.
[2] Marisca: de Mariscar: cazar.
[3] Siringas: campo donde abundan los  árboles de caucho.
[4] Mambear: Es la manera como los indígenas consumen  el polvo de coca natural tradicionalmente. Con el fino polvillo verde, forman un bolo, lo recuestan a uno de los lados de la boca y poco a poco lo van diluyendo.
[5] Sutiros: prendas de vestir. Ropa.
[6] Potrillo: canoa pequeña, generalmente unipersonal, del hombre.
[7] Cachivera: Raudal, catarata, cascada grande.
[8] Cerrillo: zaíno, cerdo de monte, más pequeño que el cafuche.
[9]Guachinacán: Desvío para acortar camino.
[10] Tatú: armadillo, cachicamo.
[11] Turí: antorcha.
[12]Panema: pendejo.
[13]Cachirí: fiesta grandiosa de agradecimiento a la naturaleza, por as cosechas.
[14]Paipí: Coatí.
[15]Dorero: árbol  delgado, de gran altura.
[16]Mingao: bebida  de mañoco cocinado.
[17] Varadores: Caminos, que unen ríos  o caños.
[18]Chajoco: tucán
[19]Dabucurí: fiesta  por la abundancia de frutas
[20]Curumicitos: niñitos.
[21]Catumare: canasto que se lleva a la espalda.
[22] Moquear: cocer al humo la Cierno,arne.

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